lunes, 1 de diciembre de 2014

ESTOY HECHO UN CHAVAL


Con 43 recién cumplidos me jacto de tener un estado de forma envidiable: corro varios
kilómetros al día, practico tenis, esculpo mis abdominales y desarrollo mis bien formados
pectorales y bíceps. Y todos los sábados, sin falta, echo un polvito con mi mujer que haría las
delicias de la más fogosa y exigente de las amantes.
Recientemente, incluso, me atreví con una carrera de 5 kilómetros donde realice un papel más
que digno que me supuso una inyección de autoestima y confianza que me hizo rememorar los
grandes hitos deportivos de los dioses del olimpo y me posicionaron, dentro de mi imaginativa
mente, entre blancas nubes de algodón mientras dulces y tiernas jóvenes me idolatraban y
entonaban dulces canticos mientras sus virtuosas manos se deslizaban entre las cuerdas de sus
arpas para mi disfrute y deleite.
Y tan sumido me hallaba en estas fantasías que tuve la osadía (o inconsciencia) de apuntarme a
un campamento intensivo de tenis junto a mi hijo de 12 años.
El primero de los tres días que durado este infierno de Dante terminó, para mí, tras la primera
hora y media.
A partir de ahí el resto del día paso entre calambres en las piernas, calambres en los súperesculpido
abdominales, calambres en los trabajados bíceps, calambres en la espalda, calambres
en los dedos de las manos, calambres en el culo , continuos mareos y la ayuda de mi hijo para
poder quitarme hasta los calcetines.
A las 7 de la tarde estaba en la cama incapaz de moverme, es estado semi-catatónico, hasta el
sábado a las 8 de la mañana que, cual jabato, salté ágilmente de la cama sólo para que otro
calambre me volviera a tumbar de inmediato.
Pero nada, campeón al fin, me levanté como pude, me di una duchita (el día anterior no había
podido ni eso), un desayuno reparador y vuelta a los entrenamientos de alto nivel donde mis
compañeros (niños y niñas de 10 a 16 años) verían a este "león" comerse la cancha.
Cómo describir la sensación de ser observado por los sorprendidos padres (algunos de mi
misma edad o menores) mientras me esforzaba por mantener el ritmo entre estos incansables
infantes?
Pue allá estaba yo, que ni me atrevía a levantar la mirada del suelo para no cruzarme con las de
ellos , al ritmo de "un dos tres un dos tres ... arriba y abajo....vamos chicos, otra vez.... un dos
tres … a ver el abuelo que mantenga el ritmo... arriba y abajo un dos tres….cuidado no os
tropecéis con el abuelo... un dos tres un dos tres.... a ver que alguien reanime al abuelo... un
dos tres…".
No obstante conseguí salir, esta vez sí, por mi propio pie de las canchas al concluir la jornada.
Un gran éxito, sin duda, a juzgar por el final del día anterior.
De nuevo a dormir temprano después de cenar bien y esta mañana tempranito en pie. Por
supuesto ni soñar con realizar las flexiones diarias que forman parte de mi rutina de cada día. Ni
plantearme gastar unas energías que muy probablemente necesitaría más tarde. Duchita y a
desayunar realizando los movimientos justitos.
"Cómo estas hoy, papi?" me preguntó mi hijo "Hoy estoy a tope, esto es lo que necesitaba:
dormir bien y buen desayuno criollo. Hoy me como la cancha ya verás...." pero a juzgar por su
mirada y su sonrisa socarrona creo que él no estaba tan convencido como yo. Qué
desconfiado!!!!
Ahora mismo son las 3 de la tarde y hace rato que el entrenador, mi hijo y el resto de jugadores
me están buscando para entrar en la cancha pero no me van a encontrar ni de broma: estoy
encerrado en el baño de mujeres y de aquí no salgo hasta la hora de irnos. No vuelvo a un
entrenamiento de adolescentes en mi puta vida. En mi P-U-T-A V-I-D-A. Lo juro.
A partir de ahora voy a asumir mi realidad: un poquito de deporte para mantenerme más o
menos pero nada de súper abdominales. Al contrario: voy a cultivar algo de barriga que es más
propia para alguien de mi edad. Se acabaron las camisas y los pantalones fit. A partir de ahora
pantalón de vestir y guayabera.
La cerveza será light pero se acabó la mierda de la lechuga y las dietas. Las tortillas van a
recuperar las yemas (estaba harto, de hecho, de sólo comer claras de huevo) y el bacón volverá
a mis menús al igual que los embutidos y el chocolate.
Se acabó querer ser jóven y sano: a engordar un poquito y a tener problemas de próstata,
colesterol y sobre peso como todo hijo de vecino de mi edad.
Y del polvito semanal pasare al polvito al mes y con ayuda externa (un disfraz de caperucita
roja, uno de enfermera....).
He decidido que este año 2015 que se acerca va a conocer a un nuevo Gorka: el Gorka que
asumirá su edad. Adiós al Fit y a la comida sana y hola a la vida real. Adiós a la adolescencia y
hola a la madurez.