viernes, 21 de febrero de 2014

Redes Sociales


Creo que soy un tipo raro. Muy raro, de hecho. Y es que no me gustan las redes
sociales. La verdad es que no le veo el sentido a publicar las fotos de lo que estoy
desayunando, del paisaje que estoy contemplando, del disfraz que me puse en
carnavales, de mi nuevo computador o del pastel de cumpleaños que me regalaron mis
compañeros de oficina.

Menos sentido le veo aún al hecho de acompañar a las fotos con comentarios del tipo
"Yo caminando por la playa" a una foto donde lo único que se ve es a tí justamente
caminando por la playa. A menos que tengas “seguidores” en tu perfil que sean
periodistas de la prensa rosa española en cuyo caso, y esto es entendible, requieran
de una explicación extra para interpretar correctamente la foto.
Igual de interesante y útil me resulta también que marquen "Me gusta" en una
fotografía donde apareces en pijama con el subsiguiente comentario a pie de foto "Yo
en pijama". Que te gusta qué? Mi pijama? La foto? O ver lo gilipollas que soy y como
me sobra el tiempo como para publicar algo así? En cualquier caso, a quién le importa
que te guste? Al mundo entero y por eso lo escribes? Hellooo, sal a la calle y vive
tu vida “puto looser”.

Pero es que, además, uno de los problemas que tienen las redes sociales es que no solo pierde su privacidad quienes las usan (allá cada uno de qué manera decide
perder su tiempo y su dignidad) sino también aquellos que no tenemos nada tan interesante que ofrecer al mundo como una foto nuestra cagando con el consabido comentario "Yo cagando" al pie de la misma.




El problema es que cualquiera sale un día por la noche
 con los amigos a conocer algún grupo de gatitas
(aquí de nuevo debo recordar a mis audaces lectores del sexo masculino puro,
huir siempre de divorciadas y solteras exitosas profesionalmente: demasiados problemas existenciales
 por un ratito de placer) y estas, lógicamente emocionadas por haberte conocido a ti y a tu grupo de amigos, deciden subir las fotos de la noche al twitter, al Facebook o a cualquiera otra red social que esté de moda
entre los "cibernautas". Esto implica que tu mujer, tu novia o tu sobre-protectora madre
(muy típico esto entre los financieros y los programadores informáticos)
tendrán acceso a información de tu lujuriosa noche que tu no tenías ninguna intención de compartir con ellas.
Otra de las grandes aportaciones que las redes sociales y la ciber-publicacion ha
realizado a nuestra sociedad es convertirla en una sociedad "globalizada” y que ahora
ya no existen vagos, desempleados ni pajeros ya que estos han sido sustituidos por
twiteros, facebookeros y blogueros.

Ahora resulta que llevan a un frikazo a la televisión y como no saben ni como
describirlo (ya que no tiene titulación académica ni ha hecho ninguna aportación
importante al deporte, las ciencias o las humanidades) lo presentan como "Pepito
Sánchez, bloguero." O "Fulanita Menganos, twitera". Evidentemente pongo ejemplos
tanto de un hombre como de una mujer para evitar que la censura y los ministerios de
la igualdad y los derechos de la mujer tengan argumentos para tacharme de sexista.
Realmente me encantaría extenderme más con este tema pero tengo que ir a mi blog
a subir este artículo y http://gorkatieneunblog.blogspot.com/ luego accesar a mi
cuenta de Facebook para publicar la noticia de la edición de este nuevo monologo ya
que no quiere que mi número de seguidores disminuya.






lunes, 3 de febrero de 2014

EL ORDEN CELESTIAL DE LAS COSAS


Dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Y quizás por ello, y por
el inexorable discurrir del tiempo, es que últimamente encuentro respuestas a
cuestiones que, en el pasado, no llegué ni a plantearme.
El otro día, por ejemplo, un amigo me recomendaba comprar una tabla electrónica
que simulaba la play station 3 pero que los juegos podían descargarse
gratuitamente con lo que me ahorraría un montón de dinero (ya que el consumo
medio anual de estos productos en una familia con un hijo adolescente es
equiparable al PIB de algunos países). Sin dudarlo ni un segundo le respondí que
no merecía la pena ya que el ahorro no existe: lo que dejes de gastar hoy en algo
te lo gastarás mañana en otra cosa. O algo ocurrirá y tendrás que destinarlo a
ese algo.
Y es que hay una realidad universal a este respecto: no hay economía doméstica
que cuadre. Y da igual lo que ganes, nunca va a cuadrar. Más ganas más gastas y
más obligaciones surgen.
Así que la conclusión es gastar lo que ganas. Y es que existe otra realidad a
este respecto: más dinero gastas, más dinero generas. El dinero, al igual que las
sonrisas y el afecto, tiene un efecto boomerang; más lo usas más te regresa.
Otro acontecimiento regido por el orden universal son las cosas que nos ocurren.
Olvídate, que si en una manifestación con 10,000 manifestantes (de las que a
diario disfrutamos en la grande y única España) aparece una paloma y lanza una
cagada y te cae a tí no es mala suerte. Es que esa mierda era para tí. No era
para el que estaba a tu lado ni para el cabecilla de la manifestación. Era para
tí así q guárdatela y acéptala con resignación. Lo que es para uno es para uno, y
así lo marca el orden celestial.
Es importante diferenciar la suerte y las decisiones (ambos aspectos estos sobre
los que ya versé tiempo atrás) del orden celestial de las cosas.
En el grupo de eventos de índole celestial y sobre los cuales, y como seres
terrenales que somos la mayoría, no podemos intervenir, podemos incluir
conceptos como que la mujer de mi amigo siempre va a ser más complaciente que la
mía, que me ha tocado un jefe cabrón, que las tipas más buenas nunca se van
conmigo, que siempre escojo la cola más lenta en el súper, que siempre que voy a
un baño público no queda papel, que en el colegio me llaman al estrado siempre
que estoy erecto, que si miro las tetas a una tipa siempre me pillan, que del
grupo de tipas desesperadas siempre gusto a la gorda, que siempre que me tiro un
pedo aparece alguien cerca, que la vida no me ha brindado las oportunidades que
merezco, que no se me valora por todo lo que valgo, que siempre que llego al
ascensor se están cerrando las puertas, que las indicaciones de los aeropuertos
siempre están mal y que soy el único al que le gustan como huelen mis pedos. Sin
duda son realidades de las que nadie se salva. Hay más pero no quisiera
extenderme.
Y luego existen realidades para nada celestiales y que pudieran ser corregidas
para evitar males mayores. Como el hecho de que una pareja gay adopte un niño
(para que a este lo ostien en el colegio y llegue a llegar a la edad adulta con
más traumas que Michael Jackson), que se permitan programas como operación
triunfo, que informática dependa de administración, que este prohibido que los
profesores repartan par de ostias a los alumnos cuando estos se lo merecen, que
no dejen fumar en los bares o que las mujeres opinen de futbol en televisión.