lunes, 11 de noviembre de 2013

Carta a Papá Noel

Querido Santa,
Este año sí ha pasado rápido!!! Parece que fue ayer cuando lo estrenábamos y mira ya donde estamos: a menos de 2 meses para que se acabe. Un año más de experiencia que echarnos a los hombros o un año menos que nos queda en este paraíso-infierno  en que nos ha tocado vivir?
Y otro año que pasa dejándonos muescas en el alma y en la piel. Injustamente los cuerpos envejecen más rápidamente que el corazón y el ánimo. Y, curiosamente, con más fuerza nos aferramos a la vida cuanto menos tiempo de esta nos resta por penar.
Cuando adolescente recuerdo haber flirteado con la muerte y mi destino en varias ocasiones retando a mi ángel de la guardia a estar alerta constantemente:  saltos imposibles con la bicicleta, locas piruetas con el patinete, carreras extremas en motocicletas de dudosa estabilidad, peleas en discotecas,  riesgosos descensos  de balcones de la casa de la joven novia a la llegada de sus padres o para salir a las fiestas del pueblo cuando en casa estábamos castigados, borracheras mortales de fin de semana, asaltos nocturnos a “chiringuitos” de playa, intentos de surfear olas enormes, desafíos a la autoridad policial, conducciones temerarias y prácticas de deportes de contacto formaban parte de la cotidianidad. Y nunca, en ningún momento, recuerdo haber medido las posibles consecuencias de estos actos. Y si, de casualidad, algún amigo “friky” ponía en duda la sensatez de estos comportamientos simplemente se le echaba del grupo. No eran tiempos para maricas.
En cambio ahora, querido Santa, comienzo a sentir los efectos de la “madurez”. Dicen que más vale tarde que nunca. Más, y sin embargo, en este caso preferiría nunca que tarde. Y es que no he recibido con especial agrado este don de la vida llamado madurez. Porqué ya no puedo hacer lo que me da la gana y cuando me da la gana sin sentir ningún tipo de remordimiento? Porqué ahora cualquier exceso o comportamiento extravagante tiene que venir acompañado por una incómoda sensación de que no estoy haciendo lo correcto? Porqué ahora le pongo precio a mis errores y sopeso las consecuencias de todos mis actos? Porqué ahora me cuesta tanto tomar decisiones, comenzar proyectos nuevos o soñar despierto?

En fin, Santa, que este ano como regalo de Navidad voy a pedirte que me devuelvas mi inmadurez, mi impulsividad y mi comportamiento irreflexivo. Y como, además, me he portado muy bien este ano y he trabajado mucho para mantener a mi familia y ser un miembro honorable de la comunidad y un buen empleado te voy a pedir, también, me quites unos cuantos añitos de encima para, de esta manera, mi aspecto físico este más acorde a la inmadurez, impulsividad y falta de reflexión que te he solicitado.

Números mágicos

No es necesario ser un experto en numerología mística o en la misteriosa cábala para percatarse que, efectivamente, existen números mágicos que marcan ciclos en la vida del ser humano.


Sin duda el uno es mi favorito pues representa la pureza de la novedad y la inolvidable experiencia de la primera vez: cómo olvidar el primer enamoramiento, el sabor del primer beso, la primera noche con una mujer, nuestro primer coche, el primer premio ganado o el primer desamor.

El número 15 tiene especial importancia en algunos países donde los padres celebran el quince cumpleaños de sus hijas como ceremonia de paso de niña a mujer sabiendo que, a partir de entonces, aparecerán hombres en sus vidas que relegaran al padre a un segundo plano desbancándole de su rol de número uno en la vida de sus hijas.

El número 18 marca la mayoría de edad la mayoría de países del mundo y los hijos ya pueden tomar sus propias decisiones y emanciparse. Si bien en España este último punto puede retrasarse hasta pasados los cuarenta.

A los 21 ya puedes beber alcohol en EEUU. Si bien es mucho antes q puedes ir a una guerra o disponer de un arma y un vehículo. Cosas de los norteamericanos supongo.
Los 25 marcan el cuarto de siglo. Algo que nunca podrás mencionar a una mujer.

A los 30 comienzan los "treintaytantos". Periodo extremadamente peligroso este en la vida de un hombre pues estando en su madurez sexual y en pleno ascenso en el mercado laboral, es presa codiciada por mujeres y suegras. Es esta década un periodo propicio para las bodas, los embarazos y los divorcios. Pocos, muy pocos, son los afortunados que logran atravesar por esta etapa sin caer en una o todas las trampas mencionadas. No hay mas q ver a Jesús que prefirió q lo crucificaran a los 33 que  casarse con la Magdalena.

Para aquellos que llegaron ilesos (léase solteros y sin cargas de responsabilidades) los 40 se abren como un florido nuevo mundo repleto de posibilidades. Todo el monte es orégano que diría aquel. Exitosos en el plano laboral, económicamente solventes, experimentados, envidiados por los amigos casados, deseados en secreto por las mujeres de estos, sus cuerpos cultivados por las horas de gimnasio que no tuvieron que perder en llevar o buscar a los niños en el colegio o montando muebles de ikea para la familia son, sin duda, los grandes triunfadores del milenio.
Son capaces de retornar al deseado número uno comprándose su primer deportivo, dando su primera vuelta al mundo, montándose en su primera harley o, incluso, convirtiéndose en la primera vez de alguna inocente y despistada doncella ávida del conocimiento y la experiencia que este lobo estepario le puede brindar.

El número 50 se presenta para el hombre como una época reflexiva. El casado reflexionando sobre la tristeza de su situación y el soltero planteándose que se acercan los 60 y no desea quedarse solo.

A los 60 se invierten los papeles y es el casado con hijos quien vive en plenitud. Por un lado hace ya mucho que olvidó que el sexo existe y, por tanto, se conforma con  los guisos que su mujer le prepara, disfruta de jornadas de caza y pesca con los amigos, acude religiosamente cada domingo al estadio a ver jugar a su equipo y se sorprende agradablemente viendo como los golfos de sus hijos, y contra todo pronóstico, consiguen incorporarse a la sociedad y todos los fines de semana se dejan caer por el nido paterno.
Mientras, el soltero comienza a pagar el precio de sus excesos y son frecuentes las visitas a la clínica por problemas derivados del alcohol, el tabaco, la mala alimentación y los trastornos en el sueno. Por supuesto siempre acudirá al doctor solo ya que sus ex-jóvenes amantes hace tiempo volaron con todo lo que le pudieron robar.


Y llegamos a los 70 donde comenzamos a disfrutar de los números uno de nuestros nietos. No he llegado a esa etapa pero viendo a mi madre como disfruta con sus nietos puedo intuir que, sin duda, es la época que más satisfacciones reparte. A ver si hay suerte y llego. Me lo pondré como objetivo hoy que cumplo 40.