No es necesario ser un experto en numerología mística o en la
misteriosa cábala para percatarse que, efectivamente, existen números mágicos que
marcan ciclos en la vida del ser humano.
Sin duda el uno es mi favorito pues representa la pureza de la novedad
y la inolvidable experiencia de la primera vez: cómo olvidar el primer
enamoramiento, el sabor del primer beso, la primera noche con una mujer,
nuestro primer coche, el primer premio ganado o el primer desamor.
El número 15 tiene especial importancia en algunos países donde
los padres celebran el quince cumpleaños de sus hijas como ceremonia de paso de
niña a mujer sabiendo que, a partir de entonces, aparecerán hombres en sus
vidas que relegaran al padre a un segundo plano desbancándole de su rol de
número uno en la vida de sus hijas.
El número 18 marca la mayoría de edad la mayoría de países del
mundo y los hijos ya pueden tomar sus propias decisiones y emanciparse. Si bien
en España este último punto puede retrasarse hasta pasados los cuarenta.
A los 21 ya puedes beber alcohol en EEUU. Si bien es mucho antes q
puedes ir a una guerra o disponer de un arma y un vehículo. Cosas de los
norteamericanos supongo.
Los 25 marcan el cuarto de siglo. Algo que nunca podrás mencionar
a una mujer.
A los 30 comienzan los "treintaytantos". Periodo
extremadamente peligroso este en la vida de un hombre pues estando en su
madurez sexual y en pleno ascenso en el mercado laboral, es presa codiciada por
mujeres y suegras. Es esta década un periodo propicio para las bodas, los
embarazos y los divorcios. Pocos, muy pocos, son los afortunados que logran
atravesar por esta etapa sin caer en una o todas las trampas mencionadas. No
hay mas q ver a Jesús que prefirió q lo crucificaran a los 33 que casarse con la Magdalena.
Para aquellos que llegaron ilesos (léase solteros y sin cargas de
responsabilidades) los 40 se abren como un florido nuevo mundo repleto de
posibilidades. Todo el monte es orégano que diría aquel. Exitosos en el plano
laboral, económicamente solventes, experimentados, envidiados por los amigos
casados, deseados en secreto por las mujeres de estos, sus cuerpos cultivados
por las horas de gimnasio que no tuvieron que perder en llevar o buscar a los
niños en el colegio o montando muebles de ikea para la familia son, sin duda, los
grandes triunfadores del milenio.
Son capaces de retornar al deseado número uno comprándose su primer deportivo, dando su primera vuelta al mundo, montándose en su primera harley o, incluso, convirtiéndose en la primera vez de alguna inocente y despistada doncella ávida del conocimiento y la experiencia que este lobo estepario le puede brindar.
Son capaces de retornar al deseado número uno comprándose su primer deportivo, dando su primera vuelta al mundo, montándose en su primera harley o, incluso, convirtiéndose en la primera vez de alguna inocente y despistada doncella ávida del conocimiento y la experiencia que este lobo estepario le puede brindar.
El número 50 se presenta para el hombre como una época reflexiva.
El casado reflexionando sobre la tristeza de su situación y el soltero planteándose
que se acercan los 60 y no desea quedarse solo.
A los 60 se invierten los papeles y es el casado con hijos quien
vive en plenitud. Por un lado hace ya mucho que olvidó que el sexo existe y,
por tanto, se conforma con los guisos
que su mujer le prepara, disfruta de jornadas de caza y pesca con los amigos,
acude religiosamente cada domingo al estadio a ver jugar a su equipo y se
sorprende agradablemente viendo como los golfos de sus hijos, y contra todo
pronóstico, consiguen incorporarse a la sociedad y todos los fines de semana se
dejan caer por el nido paterno.
Mientras, el soltero comienza a pagar el precio de sus excesos y
son frecuentes las visitas a la clínica por problemas derivados del alcohol, el
tabaco, la mala alimentación y los trastornos en el sueno. Por supuesto siempre
acudirá al doctor solo ya que sus ex-jóvenes amantes hace tiempo volaron con
todo lo que le pudieron robar.
Y llegamos a los 70 donde comenzamos a disfrutar de los números
uno de nuestros nietos. No he llegado a esa etapa pero viendo a mi madre como
disfruta con sus nietos puedo intuir que, sin duda, es la época que más satisfacciones
reparte. A ver si hay suerte y llego. Me lo pondré como objetivo hoy que cumplo
40.
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