lunes, 24 de abril de 2017

NATHAN Y DOROTHY


Nathan sabía que tenía que continuar. No importaban el cansancio, el hambre o la desorientación. Sabía que, simplemente, tenía que continuar caminando. No había opción.
Los pensamientos se arremolinaban en su cabeza mientras caminaba tan aprisa como se lo permitía Dorita.

En realidad Dorita era solo un apodo cariñoso con el que Nathan molestaba a su hermana. Su verdadero nombre era Dorothy. Y solo tenía 6 años. Cumpliría 7 el mismo día que comenzaba la primavera. Algo muy natural, pensaba Nathan, ya que con su sonrisa permanente, su lacio cabello rubio y sus vestidos de flores era, sin duda, la viva imagen de la primavera.
Dorita era la principal razón por la que Nathan no había abandonado el hogar paterno tiempo atrás. Dorita, y su propia madre, a quien no quería dejar sola en compañía del violento ser en que se había convertido el padre biológico que les había engendrado a ambos.
Algo que Nathan se cuestionaba cada día en los últimos años: con la cantidad de padres amorosos y justos que había en el mundo, porque a ellos le había tocado este desgraciado alcohólico, violento y vago?

Hubo un tiempo, según le contó su madre una noche que su padre estaba de borrachera con sus amigos, en que  este despreciable ser fue un atractivo e interesante joven con una brillante carrera deportiva por delante. Y ante quien su madre perdió su virginidad (esta parte, en realidad, la obvió a su adolescente hijo) en el asiento trasero de su camioneta una cálida noche de verano cuando ella aún creía en los príncipes azules, en los matrimonios perfectos y en el amor para toda la vida.
Qué equivocada resultó estar su pobre madre!!!!  Y acababa de pagar con su vida su intento de aferrarse a esta ilusión engañándose a sí misma y tratando de engañar a sus vecinos (no le quedaba familia y sus antiguos amigos se habían distanciado de ella y de su complicada relación de pareja) continuando con una relación que se volvió enfermiza y degradante en el mismo momento que ella quedó embarazada. Y es que, sin imaginarlo siquiera, ella quedó en cinta de Nathan en esa primera y única experiencia de auténtico placer que había disfrutado. A partir de aquella primera ocasión las  muestras de afecto habían sido reemplazadas por reproches y los besos, por insultos al principio, y por golpes más adelante.

Por tanto, Nathan decidió quedarse en la casa para, llegado el momento, evitar que su padre hiciera con su hermanita lo mismo que hacía con su madre. Y ese momento, lamentablemente, había llegado antes de lo previsto. Mucho antes. Había ocurrido el día anterior, de hecho.

Nathan llegó a la empobrecida casa de madera, que había aprendido a considerar su hogar, tras un largo día de colegio seguido de un duro entrenamiento en el play del pueblo. Soñaba   con la posibilidad de firmar con un equipo profesional e irse a vivir lejos, muy lejos. Estados Unidos era su anhelo.
Y, en sus fantasías, soñaba con que Dorita iría con él y el la protegería y cuidaría hasta que un día muchos años después ella tuviera sus propios hijos y esposo.

Sin embargo ahora sospechaba que ese día jamás llegaría porque el, Nathan, acababa de asesinar a su padre. Y en un país como este no importaba que tan  cruel hubiera sido su padre. Sin duda si lo agarraban lo encerrarían en una institución para menores y le separarían de su adorada Dorothy. Pero él no lo permitirá. Dios sabía que no lo haría. Aunque tuviera que caminar 40 días seguidos igual que su amigo, el padre Mateo,  le explicó que había tenido que caminar Jesus muchos, muchos años atrás.
Así que, agarrando con fuerza de la mano a Dorita, siguió su caminar nocturno con la vaga esperanza de que, antes o después, llegarían a los terrenos de una comunidad religiosa que Nathan había escuchado al padre Mateo residían en esa zona del valle.

En un momento sintió que la mano que sujetaba a Dorita se quedaba atrás y, cuando se volteó, se encontró con que ella le estaba mirando y le dijo

-          "Nathan, yo ya estoy cansada y es de  noche. Regresemos a casa y sigamos paseando mañana, te parece? Además mañana en la mañana mami va a cocina flan de leche y ya sabes que me gusta "muchisisisimo".

Nathan no pudo frenar la sensación de mareo que le sobrevino y con el mayor aplomo de que fue capaz le respondió

-           Dorothy, no podemos volver. Mama está... bueno... mami está... ya no está. Ahora mismo está con los ángeles.
-          Pero de seguro regresa para cocinar mis flanes (respondió la hermana con más deseo que convicción en sus palabras).
-          Lo lamento Dory, pero mami ya jamás volverá. Se fue al reino  de los cielos para siempre y nunca regresará para hacerte flan de leche, tortitas  o arroparte en tu cama antes de dormirte. Mami se ha ido. Para siempre. (y mientras decía esto una lágrima se escapaba de sus profundos y hermosos ojos color verde.)

Dorothy, entonces, y para desesperación  de su hermano mayor, respondió:

-          Pues entonces vayamos nosotros también donde los ángeles esos para ver a mami...
-          Solo tengo 15 años, por Dios, cómo puedo explicarle a mi hermanita de 6 que mami está muerta? Que cuando ella estaba durmiendo su padre había llegado borracho y había tratado de meterse desnudo junto a ella en su cama y que cuando mami se le enfrentó (primera vez que Nathan le vio hacerlo con tanto ímpetu) comenzó a darle tantos golpes y a insultarla de manera tan  salvaje que acabó por matarla en la cocina?  Y cómo contarle que al escuchar los golpes e insultos Nathan salió corriendo de su cama y cuando vio lo que estaba ocurriendo, y sin pensarlo siquiera, tomó su bate de baseball y lo impactó en la cabeza de su padre haciendo estallar está como si de un melón se tratase? Y que cuando cayó al suelo continuó golpeándole hasta que su cabeza no fue más que un amasijo informe y no quedó un solo hueso de su cuerpo sin romper?  Y que cuando despertó a Dorita para decirle que se vistiera y salieran a buscar mariposas nocturnas (cómo habían hecho en alguna ocasión en el pasado) en realidad era mentira y este era un paseo sin retorno?

 Así que se agachó para que sus ojos quedaran a la misma altura que los de ella y le dijo:

-          Dory, nunca más veremos a mami. Ella está muerta. Ahora tenemos que continuar caminando y buscar La Fundación que es un lugar de retiro regentado por unos sacerdotes españoles que, espero, nos puedan ayudar.

Y dándole un beso en la frente, y obviando las lágrimas que a ambos les caían por el rostro, la levantó y la cargó sobre sus hombros, como a ella solía divertirle en el pasado,  y comenzó a caminar más desesperado y desorientado que nunca.

Nathan siempre fue un chico más maduro que los otros chicos de su misma edad. Mientras otros jugaban a la consola o hacían el vago por el pueblo Nathan ayudaba a su madre en las tareas de la casa y hacía trabajitos y recados para obtener algo de dinero que empleaba para comprar una muñeca, una golosina o un vestido a su adorada hermana.
En una ocasión pagó a la peluquera del barrio para que fuera a la casa y le diera un masaje y le arreglara el  cabello a su mama. Incluso compró unos chocolates y unas flores y se los puso en la mesa de la cocina. Fue en una ocasión que tras una discusión con su padre ella acabó con el rostro más amoratado que en ocasiones anteriores y no pudo salir de la casa en varios días para que los vecinos (quienes hacía tiempo sospechaban lo que ocurría en esa casa pero por ser gente de campo y acostumbrados a la vida dura y dedicarse a sus propios problemas miraban para otro lado) no la vieran en ese estado.

En aquella ocasión Nathan se juró a si mismo que pronto firmaría por un gran club y el, su mama y Dorita se irían lejos y el compraría una linda casa con una habitación para cada uno y pintaría la de Dorita como una gran casa de muñecas. Y un día volvería, ya adulto, y ajustaría cuentas con el viejo. En realidad ya podía hacerlo pues Nathan, a sus 15 años, tenía un imponente físico musculoso gracias a su altura y a las horas de entrenamiento en el play y en un gimnasio que un amigo había montado con 4 hierros viejos en el patio de atrás de la casa de su abuela. Sin embargo, Nathan sabía que era mejor aguantar un poco más y lograr el contrato que los llevaría a los tres lejos del viejo y su violencia.

Hasta que los acontecimientos se salieron de control hacía unas horas (o fueron días?) Nathan tenía la sensación que las últimas horas habían sido días y comenzaba a perder la noción de todo).
Finalmente, y tras un giro del camino, visualizó un edificio sencillo de piedra  de color blanco y una cruz de madera sin ornamentar sobre una puerta doble como las que había visto en la zona colonial en una excursión que hicieron con el colegio dos años atrás. "Debe de ser aquí." Pensó "Tiene que ser aquí." Y sin pensarlo se acercó y golpeó la puerta con todas sus fuerzas al tiempo que se dejaba caer de rodillas, dejando a su hermana suavemente en el suelo a su lado,  pues se había quedado dormida.  Con este último movimiento sus fuerzas y su desesperación habían llegado a su límite.
Y así permaneció, de rodillas, con las lágrimas corriéndole por las mejillas, los ojos cerrados, las manos acariciando el pelo de Dorothy y absorto, perdido en sus pensamientos pero sin pensar en nada, flotando en un universo en el que no debiera de flotar un chico de su edad.
Cuánto tiempo pasó no sabría precisar pero, de pronto, un sonido de madera y hierro desplazándose se escucharon y una luz blanca, como celestial, surgió tras las puertas abiertas y, cuando Nathan alzó la vista, encontró la rechoncha y corta figura de un hombre de pelo alborotado, larga barba y somnoliento rostro que les contemplaba con un farol de blanca luz en una mano y la otra apoyada en la puerta, que miraba a ambos hermanos sin decir palabra.

No necesitó mucho tiempo el hermano Sebastián, (de la orden de los jesuitas) en percatarse de que algo no iba bien con el muchacho y la pequeña que acababan de llegar en plena noche (y que a juzgar por las similitudes de sus facciones debían de ser hermanos) y, sin pensarlo dos veces, despertó a los otros tres hermanos y al sacerdote con quienes compartía hogar y prepararon una habitación y algo de cena para los recién llegados.
No les hicieron preguntas. Simplemente les ofrecieron cena y una improvisada habitación con un par de viejas pero limpias camas.

Durante días estuvieron Nathan y Dorothy conviviendo con los religiosos. Y nunca, en ese tiempo, nadie les preguntó nada. Dormían en la habitación que les habían asignado, comían en una mesa aparte y paseaban por la propiedad sin recibir ningún tipo de pregunta. Incluso, en alguna ocasión, Nathan participó, en respetuoso silencio, de alguno de los rezos que realizaban en común los religiosos.

Habían transcurrido unas dos semanas cuando el que parecía ser el líder del grupo, un hombre de unos 40 años llamado Joaquín, alto y delgado, se acercó a Nathan y le preguntó si le gustaría dar un paseo con él. “Por supuesto que sí.” le respondió imaginando que había llegado el momento de ofrecer algunas explicaciones y enfrentarse a su realidad.
Tras caminar unos minutos conversando del  clima y de la vegetación que rodeaba el camino Joaquín invitó a Nathan a sentarse junto a él en un tronco de árbol caído que había cerca del sendero por el que transitaban:

-          quería comentarte, Nathan, que tu madre ha sido sepultada en tierra santa y ha sido objeto de un entierro cristiano. Mis hermanos y yo queremos ofreceros nuestro más sincero pésame a tu hermana y a ti. Dadas las circunstancias preferimos realizar todo esto sin contar con vuestra presencia.
-          - pero…. Entonces… ustedes saben...?
-          - lo sabemos todo Nathan . Al amanecer de vuestra llegada a nuestra residencia uno de  nosotros bajó al pueblo y se acercó a vuestra casa. Te preguntarás porque hicimos esto, verdad? Te diré que en sueños narraste parte de los hechos que te había ocurrido. Así que este hermano nuestro (cuyo pasado no ha estado vinculado siempre  con el camino de Cristo) decidió hacer uso de ciertos conocimientos adquiridos en dicho pasado y se encargó de que el cadáver de tu padre apareciera en otro lugar y que pareciera que había sufrido un lamentable accidente de tráfico.
Con tu madre fue más sencillo: un lamentable accidente doméstico que hizo que se golpeara con la encienta de la cocina quedando muerta al instante. La única duda de la policía local parece estar en averiguar qué ha ocurrido contigo y con tu hermana. Hasta ahora no han venido a buscaros aquí y dudo que lo hagan. Probablemente se olviden de vosotros transcurrido un tiempo dada la cantidad de problemas que tiene actualmente la policía local.
Así que ahora, y si estás de acuerdo, nos queda decidir qué futuro podemos ofreceros a tu hermana y a ti.


Nathan trataba de asimilar todo lo que el parsimonioso y amable hermano le iba contando sin atreverse siquiera a levantar la mirada del suelo. Hacía días que había decidido que no tenían más opciones que esperar a que los acontecimientos marcaran su futuro inmediato. Estaba seguro que el acabaría en una institución para menores problemáticos y su hermanita, con suerte, de criada en alguna familia de gente bien.
Y ahora este santo varón le estaba hablando de una nueva alternativa donde su crimen quedaría impune ya que el "misterioso" hermano de dudoso pasado había hecho parecer el homicidio de su padre como si fuera un accidente.
Joaquín permaneció unos segundo en silencio permitiendo que Nathan asimilara lo que le había dicho y lo que le diría a continuación.

-           nos han llegado rumores de que eres un gran pelotero y, justamente, yo tengo unos contactos de una academia con base en la Florida que está reclutando jóvenes talentos para becarle los estudios y entrenarlos de cara al futuro. Y parecen están muy interesados en ti.
Casualmente, además, la mujer del presidente de la fundación tiene una hija de la edad de Dorothy y estaría encantada de que Dorothy viviera con ellos como una hija más. Ellos viven en la misma residencia donde tú entrenarías y estudiarías así que podrías ver a tu hermana todos los días.
Por supuesto esta fundación se haría cargo de todos los trámites legales y gastos. El proceso duraría unos dos meses durante los cuales podéis seguir viviendo aquí con una única condición... no sé si aceptarías...

Nathan, llegado a este punto, estaba dispuesto a aceptar dar la vuelta al mundo a nado con tal de optar a lo que tan generosamente le estaban proponiendo.

-          Adelante con lo que sea. (dijo al tiempo que levantaba la mirada del suelo y miraba profundamente a quien se había convertido en su única tabla de salvación).

- bueno…  (Comenzó Joaquín al tiempo que sonreía y sacaba una pelota de béisbol de detrás de su espalda) aquí a veces nos aburrimos y a algunos nos vendría bien practicar un poco de béisbol. 

Nathan no pudo evitarlo y sus ojos se llenaron de lágrimas al tiempo que decía entre sollozos "Creo, padre Joaquín, que en esto puedo ayudarles".


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