jueves, 17 de octubre de 2013

Amigos


Nunca he vuelto a tener amigos como los que tuve cuando fui niño, ni recuerdos tan profundos
como los que tengo de aquella época. Acaso alguien si?.

Tal vez un sociólogo nos convenza que se debe a que durante nuestra época infantil atravesamos
un periodo de auto-descubrimiento y de descubrimiento de nuestro entorno tan importante que, todo lo que ocurre en dicho periodo, y los personajes que nos acompañan durante ese camino,
quedan grabados a fuego en nuestra mente. Tal vez, lo que es seguro es que nadie como el Tolo y el Almeja, y mi propio hermano mayor, para liderarnos, aquel verano de 1980, en búsqueda de aventuras entre bosques y campos de trigo en el pequeño pueblo de Burgos donde acostumbrábamos a pasar los veranos. Nunca más en mi vida dediqué días a buscar huellas de jabalí, recorrer ocultos senderos que llevaban a lugares inexplorados y descubrir cuevas secretas que se perdían en el interior de la montaña.
Con ellos aprendí a andar en bicicleta en una época donde poseer una era el sueño de todos, a
matar lagartijas, a hacer arcos y flechas con palos de avellano y a pelear como gladiadores con
espadas de madera.

Cine en 3D y sonido UltraSound 2000? No se parece, ni de lejos, al cine al aire libre que todos los
veranos nos visitaba en el pueblo y que proyectaban sus películas en la pared de la iglesia en las que
Chuck Norris repartía golpes a diestra y siniestra mientras la audiencia vibraba y gritaba al ritmo de
puñetazos y patadas.

Eurodisney? Walt Disney? Parques temáticos? Nada que ver con la emoción de montar autos de
choque en las fiestas del pueblo. Aquellos autos donde demostrabas tu hombría chocando a los
miembros de la otra banda del pueblo. Y con cuya carrocería te interponías, valientemente, entre el
coche del chulo del pueblo y el de la bella niña de trenzas que robaba tus sueños.
Y qué decir de los puestos de tiro con carabina a palillos? Definitivamente no se ha inventado aun la
consola que simule, siquiera de lejos, las emociones despertadas por esta atracción donde ponías a
prueba tu sangre fría delante de amigos y enemigos.

Durante mi edad adulta he tenido oportunidad de visitar muchas perfumerías (regalo fácil para
conquista fácil, día de la madre, aniversario de noviazgo, cumpleaños de hermano, un perfume
masculino para noches de cacería…) pero nunca, jamás, he encontrado un perfume ni remotamente
similar al que usaba la chica que besé por vez primera. Sospecho que fue creado solo para ese
momento ya que sus componentes jamás volverán a mezclarse: nervios, miedo, incredulidad,
inocencia, magia…. y lo cierto es que aun hoy, en sueños, llega a mí con total nitidez. Pero por más
que lo busco durante la vigilia, no logro hallarlo. Y sin duda era un perfume mágico pues recuerdo su
aroma perduró en mi durante meses. Casi tanto como le recuerdo de aquel primer beso.

He tenido oportunidad de conocer muchos compañeros de trabajo durante mi periodo laboral.
Algunos continúan pero la gran mayoría están lejos. Con unos mantengo contacto y con otros no.
Con unos he tenido más relación y con otros menos. Pero con ninguno he vivido las experiencias que
viví con los compañeros de colegio. Solo a ellos asocio con mi vida real. Solo con ellos me burle de
profesores, de otros niños y del mundo sin pagar ningún precio por ello. Solo con ellos descubrí que
ser popular es mucho más importante que triunfar académica o profesionalmente. Sin embargo,
esta libertad e inocencia parecen haber desaparecido y solo habitar en mis recuerdos. Tendré que
seguir buscando.

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