viernes, 25 de octubre de 2013

Cursos de autoestima

Esta mañana me levanté y durante 5 minutos me dediqué a mirarme al espejo y decirme a mí mismo lo guapo, inteligente y valido que soy. Después me encontré a mi mujer y le regalé mi mejor sonrisa y una nota donde le decía que le adoro y que gracias por compartir su vida conmigo.

A mi adolescente hijo le recordé que, además de su padre, soy su amigo y que puede contar conmigo para lo que quiera pues yo ya pasé esa etapa y de seguro puedo ayudarle en lo que necesite. Estoy seguro piensa que soy un padre “cool”.
En el ascensor saludé cordialmente a mis compañeros de descenso y en la salida del garaje amablemente cedí el paso a otro vehículo cuyo conductor, sin duda, debía tener alguna urgencia dada la intensidad con que hacía sonar su claxon.
Ya en el trabajo acepté pacientemente las justificaciones de mis “colaboradores”  por llegar tarde al trabajo debido al tráfico de la ciudad y me preocupé por la salud de los hijos de todos ellos. A mi secretaria le felicité por la elección de su indumentaria y su perfume. Y a mi jefe, por supuesto, le presenté los documentos que me solicito ayer y le agradecí la oportunidad que tanto él como la empresa me brindan de formar parte de esta gran familia que es nuestra empresa.

En la reunión semanal que mantengo con el personal que forma parte del departamento que dirijo realizamos un exitoso brainstorming donde todos ellos pudieron aportar sus ideas pues, como líder, reconozco las habilidades y aportaciones de cada quién.  Y gusto de las estructuras horizontales donde la opinión de todos cuenta.
Y es que, desde que leo libros de autoayuda y liderazgo, mi vida y la de los que me rodean ha cambiado. Qué maravilla, cuanta sabiduría desprenden estos libros escritos por ex-alcohólicos, ex-drogadictos, ex-maltratadores o ex-maltratadas y otro tipo de personas que se vieron en las puertas del infierno (o dentro de él) y al conseguir escaparse decidieron iluminarnos a todos (y de paso ganarse unos dinerillos) con sus experiencias.
Y es que quién mejor que un tipo que ha estado a un pelo de morir de cirrosis por su adicción al alcohol para recordarnos lo maravilloso de ver un amanecer o una puesta de sol. O recordarnos que no estamos solos en el mundo y que una fuerza superior nos guía y nos ayuda. Qué bien que este iluminado decidió escribir este libro y ahora todos podemos vivir más felices.
También tenemos los libros o cursos escritos por psicólogos (casi siempre argentinos, porque será?) que nos inducen a la reflexión y a la auto-hipnosis. Y no contentos con vendernos sus libros o cursos resulta que, en el colmo de la desfachatez, aparecen otros que se los leen y se dedican a dar cursos sobre ellos.

Así tenemos ejemplos como Los 7 súper buenos consejos de la gente efectivísima, quien se robo mi puto queso, piense como un millonario, inteligencia emocional…. Y así podemos llenar toda una biblioteca (de hecho hay secciones enteras de estas joyas de aportaciones a mejoría de la humanidad) de este nuevo estilo literario que ha bautizado como “La religión del siglo XXI”. Y es que hay auténticos expertos en la materia que, cual predicadores y armados con sus libros bajo el brazo, se dedican a dar conferencias y acoger bajo su manto protector a todos aquellos dispuestos a mejorar sus vidas personales y laborales alcanzando niveles de éxito inimaginados para el resto de pobres mortales ignorantes de esta panacea.

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