Esta mañana
me levanté y durante 5 minutos me dediqué a mirarme al espejo y decirme a mí
mismo lo guapo, inteligente y valido que soy. Después me encontré a mi mujer y
le regalé mi mejor sonrisa y una nota donde le decía que le adoro y que gracias
por compartir su vida conmigo.
A mi
adolescente hijo le recordé que, además de su padre, soy su amigo y que puede
contar conmigo para lo que quiera pues yo ya pasé esa etapa y de seguro puedo
ayudarle en lo que necesite. Estoy seguro piensa que soy un padre “cool”.
En el
ascensor saludé cordialmente a mis compañeros de descenso y en la salida del
garaje amablemente cedí el paso a otro vehículo cuyo conductor, sin duda, debía
tener alguna urgencia dada la intensidad con que hacía sonar su claxon.
Ya en
el trabajo acepté pacientemente las justificaciones de mis “colaboradores” por llegar tarde al trabajo debido al tráfico
de la ciudad y me preocupé por la salud de los hijos de todos ellos. A mi
secretaria le felicité por la elección de su indumentaria y su perfume. Y a mi
jefe, por supuesto, le presenté los documentos que me solicito ayer y le agradecí
la oportunidad que tanto él como la empresa me brindan de formar parte de esta
gran familia que es nuestra empresa.
En la reunión
semanal que mantengo con el personal que forma parte del departamento que
dirijo realizamos un exitoso brainstorming donde todos ellos pudieron aportar
sus ideas pues, como líder, reconozco las habilidades y aportaciones de cada
quién. Y gusto de las estructuras
horizontales donde la opinión de todos cuenta.
Y es
que, desde que leo libros de autoayuda y liderazgo, mi vida y la de los que me
rodean ha cambiado. Qué maravilla, cuanta sabiduría desprenden estos libros
escritos por ex-alcohólicos, ex-drogadictos, ex-maltratadores o ex-maltratadas
y otro tipo de personas que se vieron en las puertas del infierno (o dentro de
él) y al conseguir escaparse decidieron iluminarnos a todos (y de paso ganarse
unos dinerillos) con sus experiencias.
Y es
que quién mejor que un tipo que ha estado a un pelo de morir de cirrosis por su
adicción al alcohol para recordarnos lo maravilloso de ver un amanecer o una
puesta de sol. O recordarnos que no estamos solos en el mundo y que una fuerza
superior nos guía y nos ayuda. Qué bien que este iluminado decidió escribir
este libro y ahora todos podemos vivir más felices.
También
tenemos los libros o cursos escritos por psicólogos (casi siempre argentinos,
porque será?) que nos inducen a la reflexión y a la auto-hipnosis. Y no
contentos con vendernos sus libros o cursos resulta que, en el colmo de la desfachatez,
aparecen otros que se los leen y se dedican a dar cursos sobre ellos.
Así
tenemos ejemplos como Los 7 súper buenos consejos de la gente efectivísima,
quien se robo mi puto queso, piense como un millonario, inteligencia
emocional…. Y así podemos llenar toda una biblioteca (de hecho hay secciones
enteras de estas joyas de aportaciones a mejoría de la humanidad) de este nuevo
estilo literario que ha bautizado como “La religión del siglo XXI”. Y es que
hay auténticos expertos en la materia que, cual predicadores y armados con sus
libros bajo el brazo, se dedican a dar conferencias y acoger bajo su manto
protector a todos aquellos dispuestos a mejorar sus vidas personales y
laborales alcanzando niveles de éxito inimaginados para el resto de pobres
mortales ignorantes de esta panacea.
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