viernes, 18 de octubre de 2013

Volar

Volar. Que placer!!!!!
Definitivamente, y como todo en la vida últimamente, volar ya no es lo que era. Desplazarse en avión a lugares remotos paso de ser algo reservado a unos privilegiados, y cuya experiencia
convertía a los afortunados en personas envidiables, a convertirse en una frustrante experiencia.
Para comenzar es preciso realizar una reserva con suficiente tiempo de y ser un autentico experto en navegación por internet y negociación con agencias si no queremos ser estafados
desde el primer momento. Y es que por alguna razón de un día para otro te cambian la tarifa en porcentajes que para mi aumento salarial anual los quisiera yo. El infeliz usuario debe desplazarse desde su residencia al aeropuerto (que siempre esta bien alejado de la ciudad) y hacerlo con un mínimo de 2 horas de antelación. Soportar colas kilométricas para hacer la facturación y el check-in. Rezar para que nuestro equipaje no supere las medidas ni pesos permitidos y no tener que añadir, al de de por si costosisimo boleto aereo, el cargo económico correspondiente (cobran el kilo que si traficas con coca casi que le pierdes
dinero al negocio).

Y luego a pasar por inmigración donde unos personajes grises te invitan a descalzarte, quitarte
el cinturón, el celular, reloj, bolígrafos, monedas, sacar el laptop del maletín (esta parte todavía
no tengo claro su objetivo) y, amablemente, te meten mano por donde les da la gana para ver si
llevas algún bazooka, pistola o cortaunas. Por supuesto no puedes pasar pasta de dientes,
enjuague bucal, agua o cualquier otro elemento de similares características bélicas si pasa de
determinado tamaño (menos mal que con el pene no hacen lo mismo o nunca podría volar).
Y luego a esperar a ver si el avión sale por la puerta que nos dijeron (ojo con esto) y a la hora
indicada. O si no hay huelga de controladores, pilotos, azafatas, señoras de la limpieza,
vendedores de hot dog o de los propios aviones. Pobrecitos, también tendrán sus derechos digo
yo (en España seguro, allá con tal de reclamar y vivir del cuento). Mientras tanto a esperar
cómodamente sentado o tomando un refrigerio a los asequibles precios aeropuortuarios (5US$
un café el otro ida en Santo Domingo, con dos cojones).
Eso si, una vez penetrado en el amplio avión a disfrutar de la comodidad y el lujo: como seas
gordo en el asiento directamente no entras. Y si te toca un gordo al lado preparate para pasarte
el viaje apretado en tu asiento que cuando llegas al destino tienes que ir 3 meses a rehabilitación
para recuperar la postura.
Y el servicio? Uh, eso es lo máximo si viajas con AA o Iberia. No es que sea bueno ni que sea
malo. Es que no existe. Unas azafatas que ya eran viejas cuando mi abuela perdio la virginidad
y que les deben de meter guindillas en el culo por la actitud que muestran, de lo contrario no
tiene explicación, se dedican a dar unas explicaciones bien agradables acerca de como
comportarte si el avión se cae. Echale huevos. Dando ánimos al personal, eh? Vamos, me rio de
Marco Monroy. Esto si es motivar y el resto basura.

Y con suerte te dan una coca-cola (de botella de dos litros) o un vaso de agua. En algún sitio leí
que AA se ahorro como un millón de US$ en un ano por quitar una aceituna a sus ensaladas en
todos sus vuelos. Y encima lo cuentan con orgullo y como ejemplo de eficiencia. Ya le iba a
decir yo al responsable de servicio de AA por donde podía meterse todas esas aceitunas.

Y al aterrizar el avión sale la azafata (o el azafato gay que ahora se lleva bastante eso) diciendo:
gracias por habernos elegido. Gracias? Gracias? Lo que voy a hacer es viajar en autobús a partir
de ahora que me tratan mejor y hace paradas para mear y comprar comida.

En fin, os dejo que tengo un vuelo que coger manana y como paso por Miami necesito ir con 17
horas de antelación por si acaso.

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