lunes, 21 de octubre de 2013

Novia versus Madre

No sé qué pasa todos los Diciembres que mi cotización con las mujeres sube como la espuma. Da igual que este convirtiéndome en una persona seria y mantenga una relación estable y todo el mundo lo sepa. En diciembre, cada ano, parece que genero algún tipo de hormona especial que atrae a ex-novias y se dedican a llamarme olvidando lo perro que fui con ellas para recordarme que, perro o no, aun se recuerdan de mí. Tanto se repite esto que decidí consultar a mi consejo de sabios particular y llegamos a la conclusión de que están buscando su Papa Noel. Así es, todos queremos recibir algún detallito en estas fiestas que nos haga sentir un poco especiales.

En mi caso espero ansioso la llegada de mi madre pues ya me estoy quedando sin calzoncillos y es bien sabido que los vascos no los compramos porque nos los compran nuestras madres. Y en Navidad mi madre suele proveerme de ellos para todo el ano así como de calcetines y pañuelos moqueros.  Ellas (nuestras madres) saben perfectamente que las mujeres de hoy en día no son como las de antes y no nos cuidan como ellas. No quieren limpiar, no quieren cocinar y quieren tener más derechos que los hombres y ninguna de sus obligaciones. Y no lo digo yo (que soy casi feminista de tanto que defiendo los derechos de las mujeres…..) sino mi madre. Y ya se sabe que las madres son sabias. 
Ya me lo dijo mi abuelo: la mujer búscala limpia y delgada. Que ya después ella se volverá gorda y sucia. Y digo yo que algo de esto también sabrá mi abuelo que había viajado por todo el mundo de marinero haciendo el estraperlo en la postguerra  y estuvo en la guerra civil (y esas cosas ensenan mucho).

Y así esta España como esta, que los hombres  se van de sus casas pasados los 40. Y algunos que se van antes porque se casan acaban regresando divorciados pocos años después. Y porque regresan? Básicamente por dos razones. La primera tiene que ver con lo económico: al separarte la mujer (apoyada por alguna jueza hijoputa) te despluma y no te deja dinero ni para pipas así que tu única solución es volver con tus padres.
La otra razón es que, donde mejor que con tu madre? Te cocina la comidita que te gusta, te lava con el suavizante que deja el olor familiar, te plancha las camisas y critica a tu ex-mujer más que tú mismo. Lo único que tiene que hacer uno es dejarle hablar y aguantar algunos sermones del tipo ‘Ya te dije yo que esa pelandrusca no te convenía. Las mujeres de ahora no sirven. Dónde vas a estar mejor que en casa? Con lo que tú vales cariño. Y guapo, vamos, más guapo que el Brad Pity ese. La envidia de la escalera eres. Por cierto que el hijo de la July, que siempre ha sido un vago y no como tú, se acaba de comprar un piso nuevo. De donde sacara el dinero? Para mí que trafica…’ y mientras tu madre te va soltando esta chapa tú te dedicas a escucharle y comerte la sopa con garbanzos y el filetito con patatas, o las albóndigas, que te ha preparado. Luego te levantas de la mesa y sin recoger ni un solo plato a echar la siesta al sofá mientras tu madre te prepara un cafecito. Ah, las madres, ellas sí que nos quieren y valoran. El ultimo día que se me ocurrió levantarme de la mesa sin recoger y pedirle a mi novia que me hiciera un cafecito en lo que yo me echaba una siesta me lanzo 3 conos y me dijo que a ver si creía que ella era mi madre. Creo que estaba un poco enfadada también porque después de pasarse 3 horas en la cocina le dije que la tortilla de mi madre está más jugosa. No lo entiendo, debiera de estar súper feliz después del minuto y medio semanal de súper sexo que acababa de recibir. 

Y es que una vez escuche que las mujeres se casan con los hombres esperando que cambien, pero no lo hacen. Y nosotros nos casamos con ellas esperando que no cambien,  y las muy…. cambian. Vaya si cambian. Recuerdo que cuando novios a mi novia le iba bien  cualquier tipo de fantasía y todo era pasión. Ahora resulta que estas echando un polvazo y te dicen: por cierto cariño, a ver si cambiamos las cortinas del baño que están muy ajadas.

Menos mal que como trabajo que tengo no necesito que mi mujer me cocine ni me lave porque ya el hotel lo hace por nosotros. De lo contrario hubiera tenido que traerme a mi madre a vivir conmigo. Solo ella me parte la carne en pedazitos del tamaño que me gustan, y solo su cola cao sabe a cola cao. Y si bien los calzoncillos que me compra son de dudoso gusto sé que lo hace por mi bien. Para que ninguna buscona se enamore de esta joyita que es su hijo. 




   






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